La colaboración entre universidad y empresa, clave para mejorar la empleabilidad de los titulados

Sofía Riesco

El 37% de los titulados superiores en España sufre sobrecualificación, la tasa más elevada de los países de la Unión Europea.

Ya se sabe que a mayor formación, mayor posibilidad hay de tener un contrato indefinido, a tiempo completo, por cuenta ajena y con mejor salario. Así lo confirman los datos del análisis realizado en el Informe CYD 2018 de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, que dedica un monográfico a la empleabilidad de los graduados universitarios en España.

A pesar de que los titulados superiores españoles cuentan con mejores tasas de empleo, están por debajo de la media europea. Además, la oferta de titulados es claramente superior a la demanda de empleo cualificado, lo que genera altos niveles de sobrecualificación.

Esta menor demanda de universitarios por parte del tejido productivo hace que muchos titulados ejerzan funciones y tareas de empleos de menor cualificación y menor salario. Según los datos del informe, más de un 37% de los graduados superiores ocupados desempeña tareas que no son de alta cualificación, la cifra más elevada de todos los países de la Unión Europea. Y sin embargo, las empresas tienen dificultades para cubrir puestos de trabajo de determinadas cualificaciones.

Para atajar el desajuste entre la oferta y la demanda, "la participación de las empresas es importantísima", señala el vicepresidente de la Fundación CYD, Francesc Solé. No solo hay que aumentar y perfeccionar los programas de prácticas en las compañías, sino potenciar la formación universitaria dual, los doctorados industriales, los programas de formación conjunta entre universidades y empresas, o aumentar la permeabilidad entre los ciclos formativos de grado superior y las titulaciones universitarias.

Los problemas de inserción laboral de los graduados están estrechamente relacionados con la economía, la estructura productiva y empresarial, y también por el funcionamiento de las instituciones universitarias, que no disponen de la flexibilidad necesaria para adaptar las titulaciones y contenidos a las necesidades de los empleadores.

Y es que según las estimaciones realizadas por el Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional, en el caso de España, la mitad de los puestos de trabajo que se cubrirán hasta el año 2030 requerirán de un alto nivel de cualificación. Para ello es imprescindible formar a los universitarios en las competencias y habilidades del futuro, como son las tecnológicas, señalan desde el informe.

Algunas de las formas de mejorar la empleabilidad de los jóvenes españoles son:

1. Mejorar los programas de prácticas: es necesario garantizar la adecuación al contenido
curricular de la titulación, mejorar los esquemas de tutorización y establecer sistemas de evaluación y seguimiento.
2. Fomentar la FP dual: para su correcto desarrollo es necesario un marco legal común y elaborar un plan formativo entre los agentes formativos (empresa y universidad).
3. Impulsar la valoración de los doctores: los programas de doctorado industrial fomentan la presencia de doctores en las empresas, y para ello hay que acordar la maquinaria y los equipos a utilizar, concretar cuestiones de propiedad intelectual o adecuar la distribución del tiempo.
4. Impulsar la formación permanente: los másteres, postgrados y cursos de especialización son una buena manera de colaboración entre universidad-empresa. Desde el informe proponen desarrollar de forma compartida el programa formativo o aumentar la involucración de la empresa en la docencia y acompañamiento del alumno.

Pero para lograr una mayor empleabilidad no solo deben colaborar las universidades y las empresas, sino también el gobierno, aportando marcos legales, facilitando pasarelas entre ámbitos formativos y estableciendo mecanismos de financiación estables.

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