Compaginar MBA y vida laboral

Redacción

Cómo hacer un MBA mientras trabajas y no morir en el intento.

Estudiar un MBA supone para todo profesional una experiencia enriquecedora, tanto en el aspecto académico como en el personal. Adquirir nuevos conocimientos y habilidades en una escuela de negocios implica también establecer contactos personales y profesionales que pueden resultar decisivos para su carrera.

Por lo general, la valoración a posteriori de este tipo de programas es muy positiva. Sin embargo, la mayoría de los ex alumnos de MBA coinciden en que el proceso no es un camino de rosas, especialmente si el programa se compagina con el trabajo. En otras palabras, hacer un MBA es una apuesta dura. Si a ello se suma la responsabilidad familiar, hay que armarse especialmente de valor.

Así, resulta conveniente hacer algunas reflexiones previas:

1) ¿Es el momento? Asegúrate de que te encuentras en un período mínimamente estable. Si prevés que la probabilidad de lidiar con turbulencias personales o profesionales mientras cursas tu MBA es alta, quizá deberías posponer la decisión.

2) ¿De cuánto tiempo dispones? Asegúrate de escoger la modalidad que mejor se adapte a tu ritmo de vida. Actualmente, las escuelas de negocios ofrecen programas con diferentes ritmos. Desde el MBA de fin de semana hasta el que exige dedicación completa, pasando por la modalidad on line.

3) ¿Puedes hacer frente al desembolso económico? En general, la inversión en un MBA es rentable, tanto para quien lo realiza como para la empresa en la que trabaja. Quizá tu compañía pueda facilitarte el acceso al programa que quieres hacer.

4) ¿Puedes viajar? Si optas por un Global MBA, debes asumir que parte del programa se desarrollará fuera de tu país, y que la perspectiva laboral tras cursarlo incluirá también estancias en el extranjero.

Tomar la decisión no es fácil. Sin embargo, a pesar del esfuerzo que requiere cursar uno de estos programas, la valoración de quienes han pasado por ellos es muy positiva.

Como en aquella película, quizá sea buena idea decirse a uno mismo el primer día de clase aquello de “la fama cuesta, y aquí voy a empezar a pagar". La buena noticia es que tu compromiso y dedicación tendrán premio. ¡Ánimo!

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