Las heridas crónicas en general y con especial énfasis las úlceras por presión (UPP) han sido consideradas durante demasiado tiempo como procesos banales, secundarios, inevitables y especialmente silentes, y en pocas circunstancias con entidad suficiente para considerarlos verdaderos problemas de salud y actuar en consecuencia.
Con diferencias ostensibles entre los distintos tipos de úlceras cutáneas, las UPP y por humedad, las úlceras de extremidad inferior (que englobarían principalmente a las úlceras venosas, arteriales y neuropáticas), las heridas agudas crónificadas y algunos tipos de heridas de larga evolución como las heridas neoplásicas y algunas lesiones de baja incidencia y prevalencia como las lesiones asociadas a la epidermolísis bullosa (EB) representan un problema severo para los individuos, la sociedad, los profesionales y el propio Sistema de Salud en España y en los países de nuestro entorno.