La investigación de los cuidados de larga duración y, en general, de todos aquellos problemas de salud de alto impacto social, históricamente ha sido abordada desde el punto de vista clínico o desde el punto de vista social, pero rara vez desde una óptica multidisciplinar que incluya herramientas de investigación provenientes tanto de las ciencias de la salud como de las ciencias sociales.
Una vez aprobada la ley de de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, se precisa urgentemente de estudios que analicen desde un punto de vista ético, legal, sanitario, económico y social cuál es la forma más eficiente de distribuir y asignar los recursos que el Gobierno y las CCAA van a emplear en mejorar los cuidados que se dispensan a las personas con dificultades para realizar las tareas de la vida cotidiana por sí mismas, y a evaluar el impacto que estas prestaciones tienen en la supervivencia y en la calidad de vida de las personas a las que van destinadas.