No cabe duda el imparable avance que ha experimentado la medicina y algunos servicios sociales de carácter técnico durante la segunda mitad del s. XX no habría sido posible sin la aportación concurrente de nuevas y avanzadas tecnologías, que han permitido el desarrollo de nuevas soluciones a problemas médicos y sociales relacionados con las enfermedades y discapacidades, desde el enfoque de la eficacia, efectividad y seguridad de tales soluciones, así como problemas relacionados con la gestión de recursos, sistemas de información y de comunicación en el entorno socio-sanitario. El concepto global de tecnologías socio-sanitarias es evidentemente muy amplio y se relaciona, de una manera genérica, con todo lo que supone innovación al servicio de la salud o, en un sentido amplio, de la calidad asistencial de la población, y si dirige a las personas que padecen una enfermedad e incluso a los sectores de población que requieren de una especial atención, como las personas mayores.