El sector agroalimentario es estratégico en un gran número de países del mundo. Esto se debe a que es una importante fuente de riqueza y empleo, y garantiza el suministro de alimentos. Además, las actividades agrícola y ganadera tienen un gran impacto sobre el medio ambiente y la ocupación del territorio. Aunque el medio rural se ha diversificado, sigue estando muy ligado a la agricultura, tanto económicamente como a través de los paisajes que crea y la cultura que genera, y su desarrollo sigue suponiendo un gran desafío. Adicionalmente, los mercados de materias primas agrícolas tienden a la inestabilidad.
El cambio climático y la gestión de los recursos naturales, en particular el agua, afectan especialmente al sector agrario, lo que supone un reto en su gestión sostenible. Con la globalización, las empresas deben realizar un gran esfuerzo en materia de eficiencia, diferenciación e innovación para ser competitivas. Esto supone que deben adaptar sus estructuras, mejorar su posición en la cadena de valor y adoptar técnicas de administración, distribución y marketing modernas.