Las administraciones locales son plenamente conscientes de la importancia de converger hacia la Ciudad Inteligente o Smart City. Prueba de ello es la incorporación desde junio de 2011 de 62 municipios a la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI).
Paralelamente al desarrollo urbanístico, el desarrollo tecnológico es una herramienta imprescindible para resolver muchos problemas –contaminación, seguridad, tráfico, etc.-, para optimizar el funcionamiento de una gran parte de los servicios básicos –transporte, recogida de residuos, abastecimientos, etc.-, y para fomentar el despliegue de otros nuevos –movilidad sostenible, accesibilidad, participación ciudadana, etc.- a la vez que permite el ahorro de energía y una gestión mucho más eficiente de los recursos.
Como consecuencia emergen nuevas tecnologías y sistemas inteligentes, entre los que destacan las redes de sensores, el Internet de las Cosas (IoT), el Big Data, etc. Para la cristalización de los proyectos de smart city es fundamental obtener financiación europea del nuevo programa Horizonte 2020, impulsar proyectos de compra pública innovadora o desarrollar proyectos empresariales a través de los fondos estructurales de la UE en cada Región, valiéndose de la colaboración público-privada como instrumento catalizador de las políticas de crecimiento.