La sociedad actual y las generaciones futuras necesitan que el desarrollo socioeconómico esté vinculado de forma indisoluble a la conservación del medio natural. No es sólo una cuestión ética derivada del derecho de todos los organismos a existir, se trata incluso de una cuestión puramente económica. A finales de la década de los noventa algunos autores estimaron que los servicios proporcionados gratuitamente por los ecosistemas al hombre pueden llegar a suponer unos 33 trillones de dólares USA anuales. Así, gran cantidad de actividades económicas dependen para su funcionamiento de la existencia de un medio natural bien conservado; por mencionar algunos ejemplos: el sector pesquero requiere de la existencia de redes tróficas completas en mares y océanos para garantizar la diversidad y el volumen de capturas que se comercializan actualmente; los sectores agrícola y forestal requieren la existencia de múltiples organismos silvestres para garantizar su producción (polinizadores, depredadores de plagas, micorrizas, fijadores de nitrógeno)...