El contexto económico en el que nos encontramos inmersos acrecienta, aún más, la necesidad de la empresa de potenciar su competitividad. Así, debe abordar un proceso de internacionalización que le permita aprovechar las oportunidades de negocio que se generan en el mercado global, diversificando, al mismo tiempo, sus riesgos. En esta línea, la contratación pública internacional, en general, así como la respaldada por los organismos multilaterales o bilaterales, presenta para la empresa española una enorme oportunidad de negocio.
La Licitación Internacional permite asumir de forma escalonada el proceso de expansión en el exterior, ya que para acudir a los concursos no es necesaria una implantación en el país objetivo. Hecho de especial relevancia para las PYMEs, que ven dificultades en el plazo de retorno que, en la mayoría de los casos, supone una implantación internacional. Asimismo, las garantías implícitas en las instituciones contratantes plantean un entorno de riesgo aceptable.