Desarrollar las capacidades y habilidades necesarias para aplicar el ordenamiento jurídico español, y estar en condiciones de desempeñar las funciones de asesoramiento, defensa, acusación, mediación o equivalentes propias del Abogado.
Ser capaz de usar, en la práctica jurídica, un lenguaje jurídico depurado, es decir, tener un conocimiento sólido de la dogmática y exégesis del Derecho.
Disponer de una visión de conjunto del ordenamiento jurídico español, de sus fuentes materiales, formales y de conocimiento, del entorno en el que se aplica y sobre el que está constituido.
Disponer de un conocimiento especializado del ordenamiento procesal, y así ser capaz de evaluar, criticar, discutir, elaborar y exponer proposiciones de naturaleza jurídica, en relación con supuestos concretos, reales o hipotéticos.
Ser capaz de extraer de los principios jurídicos propios de nuestro ordenamiento criterios para dar una respuesta justa a los desafíos planteados por los cambios sociales.